el perro de goya era un erizo

Perro semihundido es una de las pinturas más inquietantes de Goya. Por el tratamiento pudiera incluirse perfectamente en las Pinturas Negras. Pero esa cabeza hundida en la arena, a pesar de la mirada chispeante hacia arriba, tiene un aire lúgubre. El estilo es ya del Goya maduro, despreocupado por las convenciones académicas que se basan en la línea y la composición equilibrada.

Esta escena vertical, se halla completamente vacía en más de sus dos terceras partes. La separación entre el cielo y la tierra es diagonal y el tema tan mínimo y a la vez tan impactante como esa pequeña cabeza sonriente.

Acaba de publicarse un artículo sobre los estudios realizados por la Profesora Chloé Debambulle en la prestigiosa revista de arte Art 4 Animals en la que tras numerosas veladuras se ha descubierto que el perro de Goya era en realidad un erizo.

Si ya era una pintura de lo menos convencional, en la estela de la última producción de Goya, este nuevo descubrimiento la hace aún más interesante.

¿Qué trataba de decirnos Goya tapando la pintura original con la cabeza de un perro? ¿Obligó alguien a Goya para que lo hiciera? ¿Qué pretendía ocultar? ¿Se trata de verdad de un erizo, o es la Duquesa de Alba?

La polémica está servida.